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Recientemente hemos conocido la noticia de la divulgación por Internet de un vídeo pornográfico privado de Olvido Hormigos, una concejal de la pequeña localidad de Los Yébenes (Toledo). Afortunadamente para la afectada, los hechos se han dado a conocer a la opinión pública con la suficiente dilación como para que la policía, tras la denuncia de Olvido Hormigos, trabajara mejor en la investigación. La viralidad que ha alcanzado la noticia hubiese complicado todo mucho más.
En estos dos días han surgido numerosas opiniones de todo tipo. Probablemente el gran revuelo que hubo abrumó a Hormigos, y decidió presentar su dimisión, seguramente con la intención de salir del objetivo. Por otro lado, todos conocemos las reacciones que puede suscitar este tema en un pequeño pueblo: comentarios, miradas, rumores… Probablemente esto, unido a lo injusto que es que se haya visto en la necesidad de renunciar a tu cargo siendo ella la agraviada, hizo que en las redes sociales se produjese una oleada de solidaridad con ella que seguramente haya sido el impulso que necesitaba para retirar su dimisión y seguir adelante con su labor pública.
Como he comentado en otras ocasiones aquí que para mi las redes sociales suponen toda una revolución de la difusión de causas sociales, son libertad de expresión en estado puro (aunque desgraciadamente no en todos los países), y un soplo de aire fresco de humanidad. No sólo sirven para reírse en masa del Ecce Homo de Cecilia, sino también para concienciar sobre valores y otros aspectos importantes de nuestro día a día que a menudo no existen para la inmediatez y grandeza de los mass media.
La tecnología se despoja de su halo de frialdad en casos como el de Olvido Hormigos. Una persona que muy probablemente, si este hecho se hubiese producido por ejemplo sin ir más lejos hace 10 años, hubiera sido estigmatizada en su pueblo, su imagen hubiese quedado gravemente dañada, y se la hubiese expulsado del partido sin eco mediático tras su dimisión. Es decir, que su vida podría haber cambiado radicalmente.
No sé, es sólo una teoría, otro punto de vista que me gustaría añadir. Porque sinceramente creo que en este caso las redes sociales han venido al rescate de una reputación offline maltratada. Le han recordado a Hormigos que el delito es desahuciar a la gente y recortar en sanidad, no masturbarse. La han dado su aliento para que aguante con valor y retome sus responsabilidades sin preocuparse ni un minuto más.
La actualidad hará el resto del trabajo, y probablemente mañana ya no hablaremos del vídeo porno de Olvido, y sí de algún otro recorte más de derechos universales, por ejemplo. Algo realmente importante y frente a lo que también tendremos que demostrar unidad, pero en su rechazo. Más que nunca.