Desde hace unas semanas Turquía vive convulsa por el movimiento ciudadano «Occupy Gezi«, y la acción represiva del gobierno de Tayyip Erdogan. Una de las medidas de actuación que baraja el PM turco es la restricción de las redes sociales por la vía legislativa, alegando cuestiones de seguridad. Erdogan incluso ha llegado a afirmar que un tuit puede ser «mucho más peligroso que un coche bomba». ¿Qué amenazas ve el gobierno turco en Internet? Para empezar a entenderlo, es preciso un acercamiento a la situación del país.
Turquía, con cerca de 74 millones de habitantes, es gobernado desde hace 11 años por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), conservadores moderados de tendencia islamodemócrata. En este periodo, el Gobierno ha atravesado periodos de supervivencia política, y el país ha visto implementadas destacadas reformas condicionantes para entrar en la UE. Se ha logrado un gran crecimiento económico, derivado de la explosión de las exportaciones, y de la liberalización del sector público, entre otros aspectos.
El potente desarrollo de la economía turca ha sido uno de los motivos por los cuales las nuevas tecnologías se están implantando a un ritmo muy elevado, y con ellas las redes sociales. Un informe publicado a principios de este año por Linkedin reveló que Turquía es el país donde la red social ha experimentado un mayor crecimiento el último año. Eso por no hablar de Twitter, en el cual desde habitualmente se pueden encontrar palabras turcas entre los Trending Topic mundiales. A mediados de 2011 llegaron al 8º puesto mundial de usuarios, pero el crecimiento en otros países en desarrollo, como los del sudeste asiático, les han hecho descender. Y en cuanto a los vídeos, quizás el formato favorito de los turcos, los medios habituales son Facebook y Youtube.
Pero el factor económico no es el único importante. En términos demográficos, la mitad de la población turca tiene menos de 28 años, y el crecimiento sigue al alza. En cuanto a la educación, la tasa de alfabetización también ha aumentado significativamente en los últimos años, llegando ya al 95% (fuente: Wikipedia). Aún así, todavía menos de la mitad de la población tiene acceso a internet, según los datos de New Media Trend Watch).
El desarrollo económico y de la población no ha ido acompañado de unas mejoras significativas en políticas sociales, sobretodo en materia de derechos humanos, como la libertad de expresión, entre otros. En este aspecto, la sociedad turca arrastra carencias importantes históricamente, algunas de las cuales se han visto agravadas con las políticas del actual gobierno, como se ha podido comprobar en las últimas semanas con la contundencia empleada por la policía en las calles turcas. Amnistía Internacional está denunciando estos hechos permanentemente también a través de ciberacciones a las que animan a participar. Pero estos no son hechos aislados: organizaciones como Reporteros Sin Fronteras han denunciado que Turquía es el país con mayor número de periodistas encarcelados del mundo. Además, en los últimos años Turquía viene restringiendo las publicaciones y aumentando la censura en libros, revistas y medios de comunicación.
Teniendo en cuenta todo esto, la amenaza de Erdogan de limitar las comunicaciones en redes sociales sería otro paso, quizás el más importante, en la restricción de la libertad de expresión en Turquía, dado que es el medio que como todos sabemos, en los últimos años está ayudando a la ciudadanía de muchos países a dar a conocer sus reivindicaciones y organizarse para defender sus derechos. Internet, una vez más, está siendo el altavoz de los anhelos de libertad de una población que siente que no sólo no es tomada en cuenta, sino que además es continuamente reprimida por un gobierno que se denomina democrático, pero que no tolera la crítica, y es incapaz de escuchar a su pueblo por miedo a perder piezas del mando que ellos mismos les otorgaron.