Haciendo una reflexión sobre el famoso vídeo de Pablo Motos narrando la experiencia relatada por Ric Elías (superviviente de un accidente de avión) en una charla TED de 2011 y viralizado estos días por la tragedia del GermanWings, me gustaría compartir aquí una conclusión interesante al respecto, más allá de calificarlo como «premonitorio», que sin duda es una característica que ayudó decisivamente a que la gente lo difundiera en masa. Me refiero al factor oportunidad, y a la importancia de que hubiera alguien que lo rescatara del inmenso banco de información en el que se encuentra. Un dato: Sólo Youtube aloja medio millón de vídeos con la búsqueda «El Hormiguero».
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Momento de la charla de Ric Elias en la que estaba basado el vídeo de Pablo Motos |
Por un lado es importante que existan medios cada vez más precisos para guardar y recuperar los millones de contenidos que se publican cada día en las redes sociales que, si bien son inmediatez en estado puro, en este caso como en muchos otros también han ayudado a viralizar un contenido que se ha demostrado necesario y (lamentablemente) de actualidad para mucha gente. Es más: el éxito de este vídeo ha sido mucho mayor ahora que en su día.
Pero hay todavía algo más complicado de que suceda y que en esta historia me ha llamado la atención y que creo que es muy bueno: el hecho de que la persona que difundió por primera vez, lo hiciera porque recordaba ese vídeo ya que en su día le influyó positivamente y le ayudó a ver la vida de otra manera, y decidiera buscarlo y publicarlo para tratar de ayudar a un amigo que pasa hoy día por un mal momento. La historia la explicaba perfectamente el protagonista el pasado jueves en El País.
Ese es el factor memoria, que en nuestra sociedad cortoplacista escasea bastante. No descubro nada diciendo que el impacto que causan cada día sobre nosotros las historias que nos llegan a través de los medios de comunicación no dura demasiado. De toda la información que recibimos a diario, es realmente poca la que dentro de unos años o meses recordaremos. Estamos en una época muy temprana de la sociedad de la información y el conocimiento en red, jugando de titulares en un partido para el cual la mayoría no ha entrenado o siquiera ha calentado antes de entrar.
Experiencias como esta nos demuestran la utilidad de bucear en los archivos, no obsesionarnos con crear continuamente sino aprovechar el enorme potencial del océano de contenidos que tenemos a nuestra disposición, y una parte cada vez más necesaria de nuestra formación digital debe ir dedicada al aprendizaje en el aprovechamiento de los recursos.