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Entrevista con… Elena Pardo

Conocí a la entrevistada de hoy cuando empezaba a dar mis primeros pasos en el mundo de las bibliotecas. Es una persona con una interesante trayectoria profesional en Barcelona, habiendo pasado por varias de las instituciones culturales más importantes de la ciudad: l’Institut d’Estudis Fotogràfics, la Biblioteca de Catalunya, el Museu Nacional d’Art, y Biblioteques de Barcelona. 10 años después de conocerla la recibo encantado en mi blog, deseando que podáis leer su experiencia.
En El Mundo Web Social: Elena Pardo.

Contigo me ha pasado una cosa que me imagino que suele suceder a mucha gente: te conocí en el que fue uno de nuestros primeros trabajos en una biblioteca (en la Biblioteca de Catalunya), y después cada uno siguió su camino pero he podido seguir conociéndote algo más a través de las redes sociales, y eso es genial no?
Elena Pardo: Exacto, coincidimos poco tiempo pero ¡qué bien lo pasamos!. Te doy toda la razón, esa es la mayor defensa que hago siempre a favor de las redes sociales, por supuesto hay otros factores más importantes a nivel social como la democratización del acceso la cultura o la unión de la gente y la comunicación entre colectivos para llegar a fines comunes, pero el que más me ha tocado de cerca ha sido el sentir junto a mí en el día a día a personas que no lo están, y eso es de un valor incalculable. Podríamos haber perdido el contacto fácilmente y, sin embargo, no sólo no lo hicimos si no que hemos ido creciendo laboral y personalmente a distancia con un hilo de unión que en nuestro caso nos ha permitido ir siguiendo nuestra trayectoria profesional, proyectos, recomendaciones… en cada una de las plataformas.

«Quien quiera mantenerse activo y visible en el mundo real, ha de mantenerse activo y visible online«

En este caso las redes sociales, en principio ideadas para un uso lúdico, se convierten rápidamente en una especie de ágora profesional imprescindible. Quien quiera mantenerse activo y visible en el mundo real, ha de mantenerse activo y visible online.

Llevas ya 4 años en las Biblioteques de Barcelona, sin duda una de las mejores redes de bibliotecas municipales de todo el Estado en varios aspectos,… ¿Cómo está siendo tu experiencia en ella?
E.P.: Positiva sin duda, y también compleja por las dificultades que habitualmente se presentan en cualquier tipo de servicio público, y francamente estimulante. La red de Barcelona cuenta con 40 bibliotecas de diferentes tamaños, lo que te permite, siempre que es posible, moverte entre ellas y conocer tipologías de usuarios y casuísticas diferentes. He trabajado en muchos barrios y resulta muy enriquecedor imbuirse en el día a día de la gente, escuchar lo que reclaman los vecinos, colaborar con ellos…te hace sentir que contribuyes a mejorar tu ciudad. Hoy en día una biblioteca pública es un ente vivo que se relaciona con las entidades del barrio, abre sus puertas, colabora, participa… ese es el espíritu del que me gusta formar parte y al que ha de sumarse todo profesional. La idea es poder acudir a conciertos, cursos de cocina, festivales de manga, poesía… y formar parte de una biblioteca creativa y social que dé cabida a todo el mundo y a todo tipo de necesidades. No sólo se ofrecen actividades culturales o ciclos de conferencias, también hay una amplia oferta de cursos en alfabetización digital de distintos niveles y, sobretodo, muchísimas cesiones de espacios y colaboraciones con entidades para realizar todo tipo de actividades: consejos de barrio, talleres de masajes para bebés, de memoria para la tercera edad, clases de castellano y catalán, espacios de acogida para jóvenes recién llegados…

Siempre, y sobretodo hoy en día, las bibliotecas han sido un refugio para la población: personas que se encuentran solas, que no cuentan con una red de apoyo, o simplemente no pueden permitirse la calefacción en casa… y lo que he tratado con más frecuencia: multitud de niños desatendidos que provienen de familias desestructuradas o sin recursos. La sociedad necesita darse cuenta de que sociedad somos todos, y todos debemos cuidarnos. Hoy en día somos una mezcla de centro cultural y social, y como tal, se producen situaciones delicadas que requieren de profesionales dotados de empatía, asertividad y conocimientos en resolución de conflictos.
Creo en el conocimiento y la literatura como herramientas para el cambio social y el crecimiento personal, y el poder ser la persona que facilita a los demás esa herramienta es para mi un honor.

 

Tu trabajo está muy vinculado a los clubes de lectura y a la promoción y difusión de la lectura en el área infantil, y en ambos existen experiencias interesantes al respecto. ¿Qué te parecen? ¿La biblioteca online y la offline conviven bien?

E.P.: Conviven muy bien, aunque al inicio para algunos la relación pueda parecer incompatible. Tenemos multitud de posibilidades a nuestro alcance, sólo hace falta un poco de creatividad e ilusión. A veces nos resistimos a utilizar otros formatos que no sean los convencionales, ya sea por desconocimiento o miedo a que el público no responda, pero nos suele sorprender. Puedes tener una buena colección y trabajar sólo con medios offline, bien, sabemos que hasta ahora eso funcionaba, pero acabamos estancándonos y el usuario nos pide algo más. Las tecnologías nos permiten estrechar relaciones entre lectores, autores y profesionales y esa es una sinergia que beneficia a todos. Me encantan por ejemplo las entrevistas virtuales a autores, que rompen barreras físicas y culturales o los clubes de lectura online que dan cabida a quién no puede acudir por problemas de horarios o movilidad. Otra iniciativa fantástica son los organizados a distancia, como el Club Internacional Barcelona-Medellín que se está realizando con lecturas de autores de ambos países, es mucho más que un club de lectura, una acercamiento de culturas mediante la literatura. El grupo de adultos realiza la sesión mediante videoconferencia y el infantil de forma virtual.

En cuanto a mi experiencia personal con el club de lectura, cabe decir que nunca había llevado uno, así que no había malos hábitos que derribar. Tenía un grupo de mujeres y hombres de los 40 a los 67 años, y la mayoría de ellos eran activos en Facebook, así que aproveché la ocasión creando eventos para cada una de las sesiones (creas expectación, te aseguras más participación y difundes la actividad entre los amigos de los participantes).
Durante los diez o quince primeros minutos de la sesión utilizaba diferentes medios para complementar el debate como tableros Pinterest, proyecciones de Youtube o infografías con materiales sobre el autor, la obra, su contexto histórico y social, versiones en película o teatro etc… Las bibliografías, temáticas según la obra a tratar, las colgaba en Issuu y todo este material lo posteaba después de la sesión en el evento de Facebook pudiendo ser recuperado por los participantes cuando quisieran. Las sesiones se vuelven dinámicas y en ellas se genera un valor añadido al debate: conocimiento y recomendaciones para posteriores lecturas, no hay que olvidar nuestro papel como prescriptores literarios. 

«En el Club de Lectura utilizo tableros de Pinterest, proyecciones de Youtube, infografías…«

Agradezco que toda esa información no se quede en un folleto de papel perdido en un cajón, si no que se pueda compartir y recuperar fácilmente, y los usuarios valoran muchísimo la dedicación y las prescripciones por parte de su bibliotecaria, más allá del alud de recomendaciones que puedan recibir por parte de los medios influidos por las editoriales.

Sé que eres además una lectora empedernida (porque aunque haya a quien le sorprenda, ¡hay muchos bibliotecarios que no lo son!). ¿Crees que la explosión de la lectura 2.0 aún está por llegar,… o simplemente no funciona?

E.P.: Creo que las expectativas en cuanto a esa explosión estaban magnificadas y estamos en un proceso de transición en el que papel y digital se complementan. Si en un futuro la tecnología nos ofrece una conservación digital con cimientos y práctica, nos resuelve los problemas que nos causa la lectura 2.0 y el sector editorial se vuelve razonable y se adapta a las necesidades de sus usuarios, entonces, habrá que verlo. Las necesidades de cada lector varían y siempre optará por el formato que le sea más útil. A mí me gusta usar mi ebook para no cargar con novelas de mil páginas, pero si no es una de esas, dámelo en papel, que tardo menos en encenderlo y apagarlo y seguro que no se cuelga, además, ¿quién renuncia a una maravilla de libro ilustrado, al tacto, al olor, al objeto cómo símbolo de todo aquello que representa la novela? No me hagas elegir, de momento me quedo con ambas.

Para terminar Elena te iba a preguntar por tu red social favorita, pero me parece más interesante darle la vuelta a la pregunta: conociéndote, leyendo tus opiniones en Facebook, y además sabiendo que escribes poesía,… ¿cómo es que no eres una tuitera activa? Twitter se pierde mucho.

E.P.: Jajaja, ¡tengo Twitter! Pero sólo lo utilizo en contadas ocasiones, como acontecimientos de poesía, bibliotecarios, musicales… en aquellos en los que pueda añadir un hashtag u opinar sobre algo que esté viviendo (o leyendo).
La verdad es que por una parte me gusta la inmediatez, pero por otra, la falta de filtros y la cantidad tan ingente de publicaciones continuas me desbordan. Me gustaría poder limitar lo que veo. Quizá si tuviera una perfil exclusivo para cada tema me sería más sencillo y fluiría mejor, ¡si me actualizo te lo haré saber!

Entrevista con… Laurie Bridges

La conversación de hoy viene desde la costa oeste de los Estados Unidos, concretamente desde el estado de Oregón. Bueno… en realidad yo no he estado allí, sino que es donde trabaja la persona a la que he entrevistado para este post 😉
Su nombre es Laurie Bridges, y es profesora y bibliotecaria especializada en formación y tecnologías emergentes de la OSU (Oregon State University) donde ha desempeñado hasta el momento toda su carrera profesional. Entre sus especialidades está la alfabetización informacional, y el marketing, y también es el contacto principal de la facultad de Educación y de Programas de Estudios Internacionales de la universidad, y por cierto que estará en España este mes de Junio. Conozco a Laurie desde hace tiempo gracias a las redes sociales, y respondió a mi propuesta enseguida, atenta y encantada a mi invitación, tal y como es 😉 Sin más, os dejo con la charla que he tenido con ella. A lo mejor os sorprenden algunas de sus respuestas.

¿Qué tal, Laurie? En primer lugar me gustaría conocer un poco cómo se organiza el trabajo en redes sociales en una biblioteca universitaria estadounidense como la de la OSU.

Laurie Bridges: Bueno, en nuestra biblioteca los encargados de la gestión de los medios sociales somos yo y otro compañero. Yo me ocupo de Facebook y él de Twitter. Hemos pedido al resto del personal que colaboren y publiquen ellos también… pero parece que todo el mundo prefiere enviarnos los mensajes por correo electrónico. En todo caso, la gestión de nuestros medios de comunicación sociales puede cambiar muy pronto, porque hemos contratado a tiempo parcial a un Communications Manager. Él empezará dentro de unas semanas, y en ese momento se le dará la opción de gestionar la presencia de los medios sociales de la biblioteca también. Y es que en realidad el único motivo por el cual mi compañero y yo lo hemos hecho hasta ahora es porque nos interesa, y las utilizamos con asiduidad en nuestras vidas personales.


Me gustaría saber si en Estados Unidos hay una amplia oferta formativa académica para los profesionales de las bibliotecas, sobre medios de comunicación sociales.


L.B.: No tengo conocimiento de ningún tipo de formación oficial. Hay presentaciones en conferencias, ponencias y seminarios online sobre la gestión de los medios de comunicación social en las bibliotecas. Sin embargo, no sé si alguna de las facultades de Información están haciendo clases de posgrado sobre este tema (yo hice el máster en Biblioteconomía y Documentación en 2006), pero podría haber alguna que yo no conozca.

Desde tu punto de vista profesional, ¿qué aspectos consideras imprescindibles para conseguir gestionar una comunidad participativa en las redes sociales de una biblioteca?


L.B.: Para conectar con la gente es fundamental la participación continua. Además, recomiendo «sonar» a esa gente: Me he dado cuenta de que los mensajes de mi biblioteca que mayor participación generan son los que están escritos con un tono más informal y amigable.

«Los posts que mejor funcionan en mi biblioteca

son los que están escritos en un tono más informal»


Una gran idea que nunca he llevado a cabo es publicar como un «ítem». Esta idea me vino de un profesional del marketing de aquí de Oregón, que trabajó para una famosa empresa de quesos, y se dedicó a publicar desde la perspectiva de una porción de queso. Con esta técnica tan divertida consiguió mayor audiencia. Una idea: Escribir desde la perspectiva de un libro, o del gato que vive en frente de la biblioteca, etc.

Jeje, qué bueno 🙂

También estoy muy interesado por conocer tu punto de vista sobre la privacidad en las redes sociales, especialmente en estos momentos en plena explosión de los dispositivos móviles. ¿Puede un usuario sentirse cada vez más seguro, o crees que cada vez somos más espiados, y el día de hoy somos más vulnerables que mañana?

L.B.: Esta es una pregunta muy interesante. Facebook cambia continuamente su configuración de privacidad, lo cual me parece muy molesto y poco ético. Es difícil saber bien lo que es público o no en Facebook, ya que los ajustes podrían cambiar mañana, la próxima semana, y otra vez dentro de dos semanas. Y, nunca estamos al día de todos estos cambios. Por tanto, en Facebook creo que lo mejor es asumir que no tenemos control sobre nuestra privacidad.
No estoy segura de lo que depara el futuro en términos de privacidad, pero actualmente me parece que se cuida un poco menos la de la generación anterior a mi, pero también me parece que se cuida un poco más la de las generaciones más jóvenes por debajo de la mía… ¿Tal vez el concepto de privacidad es relativo y varía en función de la edad de las personas?

Por último, dado que eres una especialista en tecnologías emergentes, ¿cual de las tecnologías, presentadas en la hoja de ruta digital para las bibliotecas publicada por DosDoce.com y Elisa Yuste, ves más viables y útiles en el presente y futuro de la biblioteca?


L. B.: En primer lugar, creo que los códigos QR están muertos. Por lo menos en los EE.UU. O como se diría aquí, ya «nacían muertos», que es lo que parece haber ocurrido en Estados Unidos. En realidad, nadie los ha conseguido llevar al éxito. Desde luego que los vemos a nuestro alrededor, e incluso los ponemos en algunos carteles de la biblioteca y en la publicidad… pero nunca he visto a nadie utilizarlos.

«Los wearables que te ayudan a localizar

documentos en la biblioteca son el siguiente paso»

Justo vengo del Online Northwest, un evento (anual sobre cultura, tecnología y bibliotecas) que atrae a bibliotecarios de Oregon y Washington, en el que precisamente he dado una conferencia sobre wearables. Aunque la tecnología portátil tiene una perspectiva aterradora (la progresiva falta de privacidad), yo creo que es «lo que viene». Y no estoy hablando de las Google Glass y eso, sino de tecnología que se puede utilizar y se utiliza para realizar un seguimiento de todo lo que haces: frecuencia cardíaca, el metabolismo, el cerebro, etc. Creo que da miedo pero nos vamos a ver un poco obligados a utilizarlos. Por ejemplo, tengo un amigo aquí (EE.UU.) que tiene que llevar un reloj de fitness para conservar su seguro sanitario laboral, para asegurarse de que está sano y que hace ejercicio (!!). Todo el mundo en su empresa tiene que hacerlo para evitar pagar una cuota anual de cerca de 900 dólares (800 € aprox.).

Pienso que la tecnología portátil con el tiempo se utilizará sobretodo para dar información de la ubicación en la biblioteca: tal vez mi reloj me dirá cómo encontrar un libro en los estantes («Gire a la izquierda, suba las escaleras, gira a la derecha…»)
  • Enlace a la presentación de Laurie Bridges y Korey Jackson en el Online Northwest: 

Entrevista con… Ian Clark

Hace tiempo, durante el movimiento Occupy Wall Street, ví una fotografía en internet de una chica con una pancarta que decía «You know things are messed up when librarians start marching» (Sabes que todo está hecho un desastre cuando los bibliotecarios empiezan a manifestarse)
Esta semana pasa por El Mundo Web Social un bibliotecario radical, Ian Clark (@ijclark), al que conocí a través de Twitter hace unos años con el movimiento Voices for the Library, del cual fue co-fundador. Actualmente ejerce en la biblioteca de la facultad de Psicología de la Universidad de East London, trabajo que compagina con otras ocupaciones como editor de la revista británica Journal of Radical Librarianship (en acceso abierto), administrador de Informed y colaborador de otras publicaciones como The Guardian, e Information Today Europe.

Comentada brevemente parte de su trayectoria profesional, lo mejor es que leáis la extensa, profunda e interesante conversación que he tenido con él, porque creo que es la mejor forma de comprender su concepto del trabajo en una biblioteca y del uso de las tecnologías, que he de decir, es una forma de pensar bastante en sintonía con la mía.


Ian, tú trabajas en una biblioteca universitaria. ¿Qué piensas sobre vuestra formación y adaptación hasta el momento a las redes sociales en este ámbito?

Ian Clark: Bueno, yo creo que los medios de comunicación social han recorrido un largo camino en nuestras bibliotecas en los últimos años. Teniendo en cuenta que ha habido cierta resistencia a utilizar estos medios, yo diría que hemos avanzado bastante en los dos últimos años. Las herramientas de comunicación online ya no son vistas como una opción que podamos ignorar, porque se han convertido en esenciales dentro de nuestro «arsenal» de comunicaciones.

No obstante, claro que todavía hay bibliotecas que, aunque ven su utilidad a nivel de organización, todavía no ven el valor de las redes sociales como herramienta profesional que debieran utilizar. Esto se debe en parte a algunas dificultades para fomentar el discurso profesional, y permitir a la profesión el progreso de una forma que tal vez antes no era posible cuando los bibliotecarios estaban más alejados (también respecto a la distancia entre ellos). Creo que es importante hablar sobre su importancia y demostrar el valor de la participación en las redes sociales, aunque al final tenemos que aceptar que algunos no van a ser «convertidos».

Echando un vistazo a tu presentación «Designing a better library experience», hablas de algunos conceptos fundamentales a desarrollar, incluyendo el compromiso como la base de una fuerte comunicación abierta. ¿Cómo explicar a los directores de las bibliotecas que hay que invertir en la comunicación online?

I. C.: Creo que es de vital importancia en el clima actual que bibliotecas, instituciones y usuarios se unan. Creo firmemente en las estructuras organizacionales planas, y pienso que los usuarios deben participar en la gestión global de la biblioteca tanto como sea posible. Desde luego que tardaremos un tiempo en llegar a eso, pero la comunicación es un elemento clave para sentar las bases para llegar a ese nivel de integración. 

Estoy convencido de que la estrecha cooperación entre los usuarios y la biblioteca dará lugar a un mejor servicio que satisfaga sus necesidades y fortalecer el vínculo entre ambos. Esta fortaleza  tiene una serie de efectos positivos, sobre todo una percepción buena de la biblioteca por parte de quien la utiliza. A través de un diálogo abierto y eficaz, podemos asegurar una poderosa relación que beneficia a la biblioteca, y a la institución en general.
Eso sí, para eso esta debe ser una conversación en relación de igualdad, sin jerarquías, y asegurarnos de que aprendemos tanto como lo que se supone que deben «aprender» gracias a nosotros. Esto último es especialmente importante, dado que las redes sociales nos proporcionan un foro público que, si se emplea bien, puede proporcionarnos mayor colaboración y cooperación.

En definitiva, tanto si queremos un modelo de biblioteca competitivo, mercantilizado, o colaborativo, las redes sociales tienen un papel fundamental porque nos acercan al usuario, con los consiguientes beneficios mutuos que ello supone.

En tus artículos hablas a menudo de una progresiva mercantilización de los servicios de las bibliotecas. ¿Crees que las bibliotecas en las redes sociales se dirigen al ciudadano como un consumidor o cliente, o como un ciudadano con derechos?

I. C.: Soy muy crítico con el uso de términos neoliberales que actúan como facilitadores de una dañina y regresiva ideología. Es por eso que trato de evitar ciertos términos, porque creo que son inadecuados para la gente que trabajamos en bibliotecas. Por ejemplo, «consumidor» inmediatamente crea una barrera entre nosotros y el usuario, que luego tiene que ser superado por lo general, utilizando estrategias de marketing. En mi opinión, que es la de alguien que ha trabajado en el sector del ‘retail’ años atrás, el cliente interactúa con el servicio a un nivel muy limitado. Un minorista vende un producto acabado que el usuario compra y utiliza.

En una biblioteca académica la relación es más de sociedad o equipo, en la medida en que trabajamos con los alumnos en la co-creación de conocimiento, asegurándonos que reciben la mejor información posible, y en definitiva colaboramos para conseguir ciudadanos informados y educados. El buen conocimiento o educación no se puede comprar, porque depende tanto del usuario como del proveedor del servicio. Es otro tipo de relación diferente a la de vendedor/comprador.

Esto también es válido para las bibliotecas públicas. Estas no están ahí para vender, sino para ayudar a garantizar la alfabetización del ciudadano, tratar de lograr que sea capaz de desempeñar plenamente su papel en la democracia. Esto se hace, por ejemplo, asegurando que todos los niños sean iguales en cuanto a acceso a los recursos informativos, o luchando contra la brecha digital proporcionando acceso a Internet para que todas las personas puedan tener a su alcance los servicios sociales, e intercambiar información online. Las bibliotecas públicas no van de producir y facilitar un mayor consumo sino de garantizar, en la medida de sus posibilidades, que cualquier ciudadano pueda participar en igualdad de condiciones en la sociedad.


«Muchas se comunican con los usuarios como si fueran clientes, consecuencia de un discurso para fomentar la creencia de que los beneficios económicos y el consumo deben ser prioritarias»


Concluyendo, sin embargo yo diría que en la actualidad muchas de estas instituciones están orientadas a comunicarse con los usuarios como «clientes». Y esto es consecuencia de un cambio en el discurso para fomentar la creencia de que los beneficios económicos y el consumo deben ser las principales preocupaciones, mientras que la participación en democracia y el tratar a las personas como ciudadanos deben ser preocupaciones secundarias (cuando no lo deben ser en absoluto). Esto es debido, en mi opinión, a una ideología neoliberal ya arraigada que ha corrompido nuestros servicios públicos, y que priorizan el afán de lucro por encima del bien público.

Formas parte de «Radical Librarians» en Inglaterra (también de la campaña «Voices for the Library») surgidos a raíz de la difícil situación de las bibliotecas públicas por las políticas de recortes del Gobierno de Cameron. Este movimiento tiene una buena presencia en redes sociales. ¿Cómo crees que están ayudando a abordar la situación a partir de los eventos y la web social?

I. C.: Bueno, Radical Librarians no fue sólo una respuesta a la denominada agenda de «austeridad» en Reino Unido. También es una reacción contra el aumento de la comercialización de las bibliotecas en general, y la corrupción gradual de la profesión, como el abandono de la ética con la esperanza de permanecer «relevantes». Damos un enfoque renovado sobre las raíces de la profesión. Hemos ido creciendo poco a poco, y creo que hemos visto ya ciertos cambios en la retórica de los profesionales desde la aparición del colectivo, aunque soy realista sobre en qué medida lo hemos logrado. Y tampoco ha estado exento de dificultades.

Inicialmente hubo muchas voces despectivas que fueron desalentadoras y desafiantes para algunos de nosotros que deseábamos abrir espacios para conversaciones que hasta entonces estaban cerrados. También está además el peligro del burn-out, de tener expectativas poco realistas de lo que podemos lograr. Yo creo que es fundamental ser idealista de pensamiento y obra, pero realista en las expectativas. Con demasiada frecuencia el idealista puede ser demasiado optimista sobre lo que se espera lograr y, al hacerlo, corre el riesgo de agotarse y desanimarse si sus expectativas no se cumplen.

Creo que es importante entender que la construcción de una alternativa duradera requiere tiempo. Lo que es vital es la construcción de la infraestructura, ya sea a través de reuniones (no me gusta el término «desconferencias», pero supongo que es el término coloquial), revistas, blogs y redes sociales. La construcción de marcos radicales es crucial para lograr lo que queremos lograr, y nuestras mentes deben centrarse en eso en lugar de resultados.

«Están sirviendo para consolidar las ideas, aumentar la difusión y una comprensión más clara de lo que significa ser radical en nuestra profesión»


En concreto en Radical Librarians, serían la revista, las redes sociales y las reuniones los medios para consolidar las ideas, para aumentar las posibilidades de difusión y una comprensión más clara de lo que es ser radical respecto a los profesionales de la información. Antes de RL había poco espacio para esto en público. Creo que, por su naturaleza, la aparición de estas bases ya es importante de por sí, porque a largo plazo ayuda a tratar las preocupaciones y siembra las semillas del cambio radical. Es un camino largo, pero con un continuo enfoque en estas bases es nuestra mayor esperanza para desafiar el status quo.

Comparto contigo esta reflexión. Los bibliotecarios, tanto en la biblioteca como en las redes sociales, trabajamos para mejorar el acceso a la información por parte de los ciudadanos. La gente puede tener más conocimientos pero… ¿cómo se llega a dar cuenta de su libertad para cambiar las cosas?

I. C.: Creo que es vital que nosotros, como bibliotecarios, facilitemos el acceso a la información sobre las alternativas. En el clima actual, político y profesional, estamos acosados por el mito de TINA (‘There Is No Alternative’). A nivel político esto se manifiesta en la creencia de que la «austeridad» es el único camino lógico para asegurar el bienestar social y económico. A nivel profesional, se traduce en la adopción del lenguaje y las estrategias de mercado. Y cualquiera que busque alternativas abraza riesgos, tales como ser tachado de anticuado, o de no reconocer la realidad moderna.

Yo veo como fundamental facilitar una conciencia elevada de nuestra libertad para cambiar las cosas. Y no sólo en términos de ciudadanía, sino también profesionalmente. El mito de que los bibliotecarios somos neutrales es un problema que afecta a nuestra profesión, y tiene que ser superado. Somos una profesión política, que toma decisiones políticas con todos los documentos que compramos, y cada colección que mantenemos, porque nuestras decisiones se filtran a través de nuestras propias creencias y prejuicios. Es un imperativo para proporcionar la información necesaria, para que los usuarios hagan sus propios juicios. No tenemos que aconsejar a los usuarios, pero sí asegurarnos de que las fuentes de información que les facilitemos son válidos y tienen una base empírica sólida, y tener cuidado con el peligro de aplicar la misma importancia a todas. También debemos tomar conciencia de los riesgos inherentes a los recursos que utilizan, pero ser conscientes de que vayan en una dirección intelectual. Al facilitar el acceso y garantizar esa dirección, empoderamos a los usuarios y alentamos a una mayor libertad intelectual, y por lo tanto, permitimos una mayor conciencia de su libertad para generar el cambio.


Debemos abrazar la naturaleza política de nuestra profesión. Darnos cuenta de que nuestra misión principal es ofrecer igualdad de acceso a la información para todos. Eso, en términos de nuestro sistema democrático, significa facilitar el acceso a la información del gobierno, que es como guiar a la gente a pedir cuentas a los gobernantes. Esto significa darle a las personas las herramientas por ejemplo para protegerse de la vigilancia del estado y violaciones de su privacidad (ver página del proyecto Library Freedom Project).
La enseñanza de estas habilidades puede llegar a socavar la estructura actual si la gente toma conciencia de los métodos por los que se puede proteger del sistema, la apropiación capitalista de sus datos y de una peligrosa agenda neoliberal. Proporcionar tales habilidades puede ayudar a los ciudadanos no sólo a entender cómo pueden iniciar el cambio, sino también ser dueños de su propia libertad. Conseguir ciudadanos conscientes de su libertad para participar y transformar el mundo deberían ser absolutamente prioritarios para nuestra profesión, ya que sin el conocimiento de esas libertades no podremos nunca llegar a ser verdaderamente libres.

Llegim i Piulem, tuitertúlia en català

Llegim i Piulem es una tuitertulia sobre literatura catalana. Un proyecto que nace en 2010 alrededor de un blog, donde se proponen las lecturas, y que se desarrolla en Twitter donde los participantes de la tertulia debaten, escriben poesía, narran historias,… en definitiva, comparten la experiencia lectora. Una experiencia que además, echa mano de otros medios 2.0 para enriquecerse: crean listas de canciones como banda sonora de la lectura utilizando Spotify, amplían información sobre el autor y sus obras con una recopilación de enlaces en Diigo, dedican exposiciones en Pinterest… El proyecto cuenta ya con un Premio Blocs de Catalunya (2011) al Mejor Blog Corporativo de Literatura. Su éxito en la red además ha servido para que en ocasiones la tertulia se haya trasladado también al mundo offline, llevando a cabo además encuentros con autores.
Me he puesto en contacto con las responsables de la iniciativa para saber algo más de Llegim i Piulem, y han accedido a informarme(nos) sobre el proyecto:
  • Com va sorgir la idea, qui està darrere de Llegim i Piulem i com van ser els començaments?
Immediatament, @npini va viralitzar aquell tweet i, així, entre a d’altra gent, va arribar a @lalectoraTotes tres ens vam engrescar amb la idea de reproduir aquella idea i compartir l’experiència lectora d’obres de literatura catalana.

  • Com escolliu les eines 2.0 que utilitzeu i com han fet evolucionar l’experiència?

La tertúlia es desenvolupa a Twitter, però l’anunci de la tertúlia es fa en el bloc de Llegimipiulem. Segons l’argument de l’obra o el pes en aquella d’una determinada dimensió: gràfica, musical, geogràfica, ens decantem per una  o una altra ferramenta 2.0 que la pose de manifest i permeta als lectors deixar-se captivar per la proposta i  jugar-hi una mica durant i després de la lectura.

Amb «Xocolata desfeta», el llibre amb què ens vam estrenar, vam obrir ja un compte a Spotify (si es dóna el cas, creem una llista d’Spotify amb la música de cada llibre que proposem). Amb «Contes de la veritat oculta», de Pere Calders, vam estrenar-nos a Pinterest i a Diigo. Ara amb «El talent», hem usat l’Scoop.it

Distingim també entre les eines que recullen i arxiven la tertúlia i entre les que l’animen o l’amplien (Neoformix, Scribd…).

  • Què destacaríeu del projecte Llegim i Piulem? Una mica del que us sentiu especialment orgulls@s

Que tres persones que no es coneixien (i que van trobar-se per primera vegada després d’haver parlant molt per la xarxa) i que són ben diferents es dediquen, gràcies a les possibilitats que els ofereix la xarxa, a llegir plegades i compartir aquesta experiència, al fet que ho fan des de fa temps i pel sincer plaer de fer-ho. Pel fet de veure com, de vegades, tot compartint amb altri lectures pròpies passen coses precioses [<–RT!].

Una de les coses que també ens satisfà és que fem arribar el recull de piulades als autors dels llibres i poden veure ‘el retorn’ dels lectors de la seva obra.

Ens ha agradat també poder col•laborar en l’any literari de Joan Sales, Calders i Tísner. 

I veure com ens comencen a seguir forces instituts, que proven d’utilitzar la mateixa filosofia de Llegimipiulem [<–RT!per a les seves classes de literatura: proposen una etiqueta perquè la mainada piuli sobre un llibre concret. Nous reptes, noves maneres.

I també de l’etiqueta #piulempoesia, que vam proposar-la el Dia de la Poesia Catalana a Internet (17 de març) i que ha pres volada, perquè ja són molts els que la fan servir.

  • Escriptor català més «piuler»?

Són molts els escriptors que han participat en les tertúlies o en actes relacionats amb les tertúlies (@joanlluislluis, @josepcampmajo –amb qui vam fer la primera tuittertúlia), @iolandabatalle, @belolid, Santiago Forné, @janquim… Ara que fem #Eltalent, @jordinopca també s’afegeix a piular-hi coses…

  • Per a finalitzar, unes paraules per a animar a la gent a participar en Llegim i Piulem

Crec que sempre s’ha d’animar les persones, sobretot si te les estimes, a llegir, a buscar espai per a la lectura. A buscar llibres que  els interessen i els arriben, els toquen. Si, a més, en volen compartir l’experiència, potser, Llegimipiulem serà un espai més on poder fer-ho…

Rosa Lizandra va fer un tuit que ens agrada molt perquè resumeix molt bé el que intentem fer: «Amb @llegimipiulem llegir ha deixat de ser un acte individual».