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Las múltiples evoluciones del usuario de redes sociales

Foto de Aikawa Ke

Ha pasado una década desde la irrupción de las redes sociales. Algunos empezamos más o menos por aquel entonces, mandando mensajes en Myspace a las bandas molonas que descubríamos en las revistas de música, o subiendo fotos to’ locas (pero no canis, eh?) a nuestro Fotolog,… En fin, no me quiero poner en #modoAbueloCebolleta de las redes sociales, lo que vengo un poco a contar hoy es mi punto de vista sobre la evolución del usuario, y para hacerlo más ligero os quería sacar al menos una media sonrisa en estas primeras líneas, para que luego encajéis mejor lo que venga 😉


Este post viene provocado por uno de Elisabet Roselló en su blog, que me ha dado que pensar. Elisabet se plantea si estamos ante una segregación social en las redes sociales. Para mi no hay lugar a duda: existe una brecha digital desde hace años que no para de agrandarse, aunque muchas personas en todo el mundo tratan cada día de coserla con mucha formación y esfuerzo, allí donde tienen posibilidad de hacerlo.

También existen diferentes clases en las redes sociales, donde se ven bastante bien reflejadas las diferencias, tanto económica como ideológicamente. A pesar de todo, el usuario complementa a la persona, y no se puede conocer completamente (si es que eso es posible) a uno de los dos sin conocerlos a los dos. Por eso, si por ejemplo sigues a una persona en Twitter desde hace años y crees que sabes perfectamente cómo es… eres bastante ingenuo/a.
Pero no me quiero desviar del tema: la evolución. Si llevas unos años como usuario la pregunta clave es: ¿Qué empezaste haciendo en las redes sociales? Seguro que les das un uso diferente a lo que haces ahora. Conozco poca gente que siga haciendo exactamente lo mismo. ¿Por qué? Porque nos adaptamos al medio, y éste no para de cambiar. Además, sería muy aburrido.
Hay múltiples opciones:
Por ejemplo, recuerdo gente con la que estaba conectada en Fotolog, y que ahora ni siquiera utilizan Instagram, que hubiera sido su evolución natural.
Otro caso: los usuarios de Tuenti… Pegó muy fuerte, pero unos años después inauguró el «corral de los quietos» de las redes sociales. Lo sé, ahí he jugado sucio, no sé si vale el ejemplo ;D

Elisabet Roselló habla también de lo que sería un desenamoramiento de las redes sociales, y esto también es algo bastante habitual, sobretodo porque su progresiva comercialización las ha hecho perder buena parte de su encanto. Poco a poco redes hasta ahora vírgenes en publicidad van perdiendo este carácter, como últimamente Pinterest. También por otros motivos uno se puede desenamorar de ellas: Por ejemplo, yo me confieso un desencantado de Whatsapp, y ahí no hay anuncios (de momento). Es principalmente porque su enorme accesibilidad ha lastrado el buen uso, y esto es algo que me está superando poco a poco. Ha dado cabida a las personas que encontraban dificultades con las TIC, y eso es bueno porque favorece la inclusión digital, pero no en las condiciones adecuadas.

Como decía antes, los usuarios no paramos de evolucionar en las redes sociales entre otras cosas también porque éstas nos obligan, al estar en fase beta permanente. Es verdad, a veces nos quejamos de sus múltiples cambios, cada semana sale como mínimo una novedad en alguna de ellas que nos trastoca, y para mí ahí está la gracia que nos puede mantener activos, y un difícil reto para los desarrolladores: que la red social mute constantemente, sin perder la esencia original.

Por otro lado, coincido con Roselló en que estamos en una etapa de maduración 2.0… a medias. Hace años que proliferan los cursos de redes sociales por doquier, y rara es la persona que no ha asistido nunca a uno en su biblioteca, asociación, empresa, etc. Esto, sumado a la experiencia aprendida con la práctica como usuarios, ha ayudado a buena parte de las personas a aprender mucho. 

Dibujo del artista polaco Pawel Kuczynski
www.pawelkuczynski.com

Sin embargo es llamativo como todavía hay gente que ha hecho todo eso, y sigue torturándose alimentando a los trolls a base de bien, o cayendo en timos de sorteos fraudulentos a simple vista, o publicando tuits, fotos y vídeos que comprometen su seguridad o su marca personal… ¡incluso con asesores! Al final, en esto no hay mucha diferencia con el mundo offline, donde todavía hay personas engañadas que compran un colchón de 5000 euros porque «mejora sus niveles oxígeno en la sangre» (WTF), o que en elecciones vota a una marca, independientemente de lo que proponga… a veces incluso sin programa, #oletú.

¿Vamos siendo más desconfiados en las redes sociales? ¿Han cambiado nuestros hábitos, y nuestro comportamiento? ¿Qué opináis? Yo en general creo que sí, que muchas personas van cerrando puertas y ventanas en las redes sociales motivados por la inseguridad que les inspiran. Ante la responsabilidad de no dominar del todo la configuración de privacidad de las redes, o de saberse vigilado (incluso multado y arrestado por el Estado como puede suceder con la Ley Mordaza) y de tener que ser consecuente con lo publicado, buena parte de los usuarios ha derivado en no usuarios. Y en este aspecto hay redes sociales poco afectadas como Linkedin, y en mi opinión un gran perdedor: Facebook.
Pero también tengo una conclusión muy buena: después de todos estos años, veo usuarios utilizando las redes sociales de forma íntegra, ya saben lo que quieren de ellas y le sacan muchísimo jugo. Se moderan o se explayan a su antojo, disfrutan de los contenidos de otros, son responsables y asumen esta responsabilidad como parte de su vida y de su día a día. Y esos tienen todavía mucho que aprender de los demás, pero también con su ejemplo pueden ayudar a muchos a mejorar.

Entrevista con… Laurie Bridges

La conversación de hoy viene desde la costa oeste de los Estados Unidos, concretamente desde el estado de Oregón. Bueno… en realidad yo no he estado allí, sino que es donde trabaja la persona a la que he entrevistado para este post 😉
Su nombre es Laurie Bridges, y es profesora y bibliotecaria especializada en formación y tecnologías emergentes de la OSU (Oregon State University) donde ha desempeñado hasta el momento toda su carrera profesional. Entre sus especialidades está la alfabetización informacional, y el marketing, y también es el contacto principal de la facultad de Educación y de Programas de Estudios Internacionales de la universidad, y por cierto que estará en España este mes de Junio. Conozco a Laurie desde hace tiempo gracias a las redes sociales, y respondió a mi propuesta enseguida, atenta y encantada a mi invitación, tal y como es 😉 Sin más, os dejo con la charla que he tenido con ella. A lo mejor os sorprenden algunas de sus respuestas.

¿Qué tal, Laurie? En primer lugar me gustaría conocer un poco cómo se organiza el trabajo en redes sociales en una biblioteca universitaria estadounidense como la de la OSU.

Laurie Bridges: Bueno, en nuestra biblioteca los encargados de la gestión de los medios sociales somos yo y otro compañero. Yo me ocupo de Facebook y él de Twitter. Hemos pedido al resto del personal que colaboren y publiquen ellos también… pero parece que todo el mundo prefiere enviarnos los mensajes por correo electrónico. En todo caso, la gestión de nuestros medios de comunicación sociales puede cambiar muy pronto, porque hemos contratado a tiempo parcial a un Communications Manager. Él empezará dentro de unas semanas, y en ese momento se le dará la opción de gestionar la presencia de los medios sociales de la biblioteca también. Y es que en realidad el único motivo por el cual mi compañero y yo lo hemos hecho hasta ahora es porque nos interesa, y las utilizamos con asiduidad en nuestras vidas personales.


Me gustaría saber si en Estados Unidos hay una amplia oferta formativa académica para los profesionales de las bibliotecas, sobre medios de comunicación sociales.


L.B.: No tengo conocimiento de ningún tipo de formación oficial. Hay presentaciones en conferencias, ponencias y seminarios online sobre la gestión de los medios de comunicación social en las bibliotecas. Sin embargo, no sé si alguna de las facultades de Información están haciendo clases de posgrado sobre este tema (yo hice el máster en Biblioteconomía y Documentación en 2006), pero podría haber alguna que yo no conozca.

Desde tu punto de vista profesional, ¿qué aspectos consideras imprescindibles para conseguir gestionar una comunidad participativa en las redes sociales de una biblioteca?


L.B.: Para conectar con la gente es fundamental la participación continua. Además, recomiendo «sonar» a esa gente: Me he dado cuenta de que los mensajes de mi biblioteca que mayor participación generan son los que están escritos con un tono más informal y amigable.

«Los posts que mejor funcionan en mi biblioteca

son los que están escritos en un tono más informal»


Una gran idea que nunca he llevado a cabo es publicar como un «ítem». Esta idea me vino de un profesional del marketing de aquí de Oregón, que trabajó para una famosa empresa de quesos, y se dedicó a publicar desde la perspectiva de una porción de queso. Con esta técnica tan divertida consiguió mayor audiencia. Una idea: Escribir desde la perspectiva de un libro, o del gato que vive en frente de la biblioteca, etc.

Jeje, qué bueno 🙂

También estoy muy interesado por conocer tu punto de vista sobre la privacidad en las redes sociales, especialmente en estos momentos en plena explosión de los dispositivos móviles. ¿Puede un usuario sentirse cada vez más seguro, o crees que cada vez somos más espiados, y el día de hoy somos más vulnerables que mañana?

L.B.: Esta es una pregunta muy interesante. Facebook cambia continuamente su configuración de privacidad, lo cual me parece muy molesto y poco ético. Es difícil saber bien lo que es público o no en Facebook, ya que los ajustes podrían cambiar mañana, la próxima semana, y otra vez dentro de dos semanas. Y, nunca estamos al día de todos estos cambios. Por tanto, en Facebook creo que lo mejor es asumir que no tenemos control sobre nuestra privacidad.
No estoy segura de lo que depara el futuro en términos de privacidad, pero actualmente me parece que se cuida un poco menos la de la generación anterior a mi, pero también me parece que se cuida un poco más la de las generaciones más jóvenes por debajo de la mía… ¿Tal vez el concepto de privacidad es relativo y varía en función de la edad de las personas?

Por último, dado que eres una especialista en tecnologías emergentes, ¿cual de las tecnologías, presentadas en la hoja de ruta digital para las bibliotecas publicada por DosDoce.com y Elisa Yuste, ves más viables y útiles en el presente y futuro de la biblioteca?


L. B.: En primer lugar, creo que los códigos QR están muertos. Por lo menos en los EE.UU. O como se diría aquí, ya «nacían muertos», que es lo que parece haber ocurrido en Estados Unidos. En realidad, nadie los ha conseguido llevar al éxito. Desde luego que los vemos a nuestro alrededor, e incluso los ponemos en algunos carteles de la biblioteca y en la publicidad… pero nunca he visto a nadie utilizarlos.

«Los wearables que te ayudan a localizar

documentos en la biblioteca son el siguiente paso»

Justo vengo del Online Northwest, un evento (anual sobre cultura, tecnología y bibliotecas) que atrae a bibliotecarios de Oregon y Washington, en el que precisamente he dado una conferencia sobre wearables. Aunque la tecnología portátil tiene una perspectiva aterradora (la progresiva falta de privacidad), yo creo que es «lo que viene». Y no estoy hablando de las Google Glass y eso, sino de tecnología que se puede utilizar y se utiliza para realizar un seguimiento de todo lo que haces: frecuencia cardíaca, el metabolismo, el cerebro, etc. Creo que da miedo pero nos vamos a ver un poco obligados a utilizarlos. Por ejemplo, tengo un amigo aquí (EE.UU.) que tiene que llevar un reloj de fitness para conservar su seguro sanitario laboral, para asegurarse de que está sano y que hace ejercicio (!!). Todo el mundo en su empresa tiene que hacerlo para evitar pagar una cuota anual de cerca de 900 dólares (800 € aprox.).

Pienso que la tecnología portátil con el tiempo se utilizará sobretodo para dar información de la ubicación en la biblioteca: tal vez mi reloj me dirá cómo encontrar un libro en los estantes («Gire a la izquierda, suba las escaleras, gira a la derecha…»)
  • Enlace a la presentación de Laurie Bridges y Korey Jackson en el Online Northwest: 

Las redes sociales como salvación de una reputación offline

vertele.com
Recientemente hemos conocido la noticia de la divulgación por Internet de un vídeo pornográfico privado de Olvido Hormigos, una concejal de la pequeña localidad de Los Yébenes (Toledo). Afortunadamente para la afectada, los hechos se han dado a conocer a la opinión pública con la suficiente dilación como para que la policía, tras la denuncia de Olvido Hormigos, trabajara mejor en la investigación. La viralidad que ha alcanzado la noticia hubiese complicado todo mucho más.
En estos dos días han surgido numerosas opiniones de todo tipo. Probablemente el gran revuelo que hubo abrumó a Hormigos, y decidió presentar su dimisión, seguramente con la intención de salir del objetivo. Por otro lado, todos conocemos las reacciones que puede suscitar este tema en un pequeño pueblo: comentarios, miradas, rumores… Probablemente esto, unido a lo injusto que es que se haya visto en la necesidad de renunciar a tu cargo siendo ella la agraviada, hizo que en las redes sociales se produjese una oleada de solidaridad con ella que seguramente haya sido el impulso que necesitaba para retirar su dimisión y seguir adelante con su labor pública.
Como he comentado en otras ocasiones aquí que para mi las redes sociales suponen toda una revolución de la difusión de causas sociales, son libertad de expresión en estado puro (aunque desgraciadamente no en todos los países), y un soplo de aire fresco de humanidad. No sólo sirven para reírse en masa del Ecce Homo de Cecilia, sino también para concienciar sobre valores y otros aspectos importantes de nuestro día a día que a menudo no existen para la inmediatez y grandeza de los mass media.
La tecnología se despoja de su halo de frialdad en casos como el de Olvido Hormigos. Una persona que muy probablemente, si este hecho se hubiese producido por ejemplo sin ir más lejos hace 10 años, hubiera sido estigmatizada en su pueblo, su imagen hubiese quedado gravemente dañada, y se la hubiese expulsado del partido sin eco mediático tras su dimisión. Es decir, que su vida podría haber cambiado radicalmente.
No sé, es sólo una teoría, otro punto de vista que me gustaría añadir. Porque sinceramente creo que en este caso las redes sociales han venido al rescate de una reputación offline maltratada. Le han recordado a Hormigos que el delito es desahuciar a la gente y recortar en sanidad, no masturbarse. La han dado su aliento para que aguante con valor y retome sus responsabilidades sin preocuparse ni un minuto más.
La actualidad hará el resto del trabajo, y probablemente mañana ya no hablaremos del vídeo porno de Olvido, y sí de algún otro recorte más de derechos universales, por ejemplo. Algo realmente importante y frente a lo que también tendremos que demostrar unidad, pero en su rechazo. Más que nunca.

Los niños en las redes sociales: algunos apuntes

Desde hace un tiempo en la biblioteca un tema recurrente en nuestras conversaciones con usuarios y entre nosotros es el uso que hacen los «peques» de las redes sociales. En la biblioteca encuentran un lugar donde conectarse a Internet libremente, sin la supervisión constante de sus padres. Son la niños nacidos a partir de 1995 (entre los expertos hay discrepancia en torno a la fecha), pertenecientes a la denominada «Generación Z«: niños que pasan más tiempo escribiendo que hablando por teléfono, prestan menos atención a la televisión, y tienden a comunicarse en redes de mensajería instantánea.
Según explicó Larry Rosen, experto en la psicología de la tecnología, en el II Congreso Internacional Menores en las TIC, celebrado en Gijón, «intentar controlar la actividad de los hijos en las redes sociales es una pérdida de tiempo (…) lo importante es la comunicación, clave de la paternidad… escuchar 5 minutos y hablar 1».
Personalmente no puedo estar más de acuerdo. Siempre he pensado que la comunicación, la eduación, tanto en casa como en el «cole», sobre el correcto uso de las redes sociales, es la clave. Es importante hablar sobre los contenidos apropiados y adviertirles convenientemente sobre las amenazas que existen con las redes sociales, sobretodo en lo relacionado con la privacidad y la adicción.

La importancia de este tema se está viendo reflejada últimamente por la multitud de estudios, conferencias, etc. que se están llevando a cabo en los últimos años. Tal y como indicaba en una presentación (de imprescindible lectura) en un seminario Dolors Reig, profesora y consultora experta en psicología y redes sociales, (cuyo blog os recomiendo), «los niños juegan con las redes sociales, y no distinguen entre amigos reales y virtuales. Lo único que hacen es lo habitual en su edad: socializarse, pero utilizando otros canales».
Vivimos actualmente en una sociedad que ha cambiado muy rápidamente en poco tiempo, y a la que la mayoría de la población, que no es nativa digital, tiene que entender los cambios que se han producido y adaptarse rápidamente a la nueva situación. De no ser así, la educación que le proporcionen a sus hijos en torno al buen uso de Internet y las redes sociales no puede ser la más adecuada.

Hace un tiempo leí en la revista «Personal Computer» (nº90) una lista de consejos que daban para la comunicación entre padres e hijos relacionada con las redes sociales que me pareció bastante adecuada y que a continuación os dejo, para finalizar el post de esta semana:

  1. Revisa con tus hijos cuál es la política de privacidad de la red o redes sociales en las que están dados de alta.
  2. Anima a tus hijos a hablar contigo sobre cualquier cosa que hayan visto en su red social que les resulte extraña, o les haga sentirse incómodos.
  3. Recuérdales que no deben aceptar solicitudes de amistad de personas que no conozcan.
  4. Habla con tus hijos sobre la información que publican. Transmíteles que no se debe compartir información privada o sensible, y que hay que pensar bien qué imágenes y vídeos suben a la red. Deben saber que, una vez publicada, la información se queda en Internet.
  5. Explícales la importancia de no abrir enlaces de personas que no conocen, y de desconfiar de cualquier tipo de mensaje extraño de alguien supuestamente “conocido”.
  6. Anímales a que desconfíen de aplicaciones de terceros, como juegos, test, la foto del día, … Algunas de ellas permiten acceder a datos del ordenador.
  7. Comprueba que el ordenador que utiliza cuenta con una solución de seguridad adecuada y actualizada.